La Postura de la Iglesia Metodista Libre sobre Inmigración
Comisión de Estudio Doctrinal (SCOD 2013) Obispo David Roller y Dr. Bruce Cromwell
Al acercarnos al tema de la inmigración nos damos cuenta de una tensión fundamental entre nuestro deseo de cuidar a todas las personas y nuestro deseo de respeto el derecho de los gobiernos de establecer leyes y de mantener una política económica. Ambos son impulsos legítimos, pero ambos deseos están sujetos a los principios de Dios extraídos de la narración bíblica. Si, como sugeriremos a continuación, el mandato a cuidar a las personas se halla en una categoría diferente y superior al derecho del gobierno de restringir la inmigración, entonces monitoreamos las leyes del gobierno que crean fricción con el mandato de cuidar a las personas (ver “A, “B” y “E” de 2011 Libro de Disciplina ¶ 3221, edición de 2015) y abogamos para cambiar tanto nuestras acciones como nuestras leyes (“C” y “D” del mismo párrafo).
Las leyes de inmigración están íntimamente relacionadas con la ciudadanía (solamente los no ciudadanos están sujetos a las leyes de inmigración) y la ciudadanía es un concepto del gobierno basado, a su vez, en las realidades del nacimiento. Las dos realidades de nacimiento opuestas como bases legítimas de la ciudadanía son “Jus Soli” (derecho a la ciudadanía del suelo, es decir, por derecho de nacimiento) y “Jus Sanguinis” (derecho de la sangre, es decir por los padres). En el primero, la ciudadanía se basa en el lugar de nacimiento y en el segundo se basa en la ciudadanía de los padres.